domingo, 16 de julio de 2017
Super Castlevania IV y la belleza barroca.
Últimamente he visto varios comentarios sobre Castlevania a raíz de una serie que han estrenado en Netflix y que no he podido visionar. Y eso me ha hecho recordar que intenté empezar un blog que hablara sobre videojuegos al que tengo abandonado, supongo que el hecho de que nadie te lea, tiene esas cosas. Y también que últimamente, apenas he podido disfrutar de esta afición.
Aprovechando el tirón del estreno de la serie, y que Estela Vila (@Estela3D) e Igone Martínez (@MarIgones) se han marcado un gameplay genial sobre este título https://www.youtube.com/watch?v=l6Ub2tFM280&feature=youtu.be me ha entrado la nostalgia y para actualizar esto, contaré las sensaciones que los recuerdos me dejaron.
Para empezar, y sé que soy un carroza a las puertas de los 40, he de decir que la saga Castalevania en mi opinión, nunca debió dar el salto a las 3D. Solo he probado uno, pero me bastó para saber que la esencia había cambiado manteniendo el mismo nombre. Venía de probar los cartuchos de NES con sensaciones buenas cuando introduje Super Castlevania IV en mi Super Nintendo. Y de repente, se me olvidaron los títulos de NES. Aquello abría la puerta a unas sensaciones diferentes. Y no es que Super Nintendo ya mostrara algo superior, como Super Mario World, F-Zero o Super Soccer es que nunca se había visto a ningún Belmont con semejante tamaño, unos decorados tan adecuados a la ambientación, una muestra de belleza barroca en piedra, y una melodía... que aún hoy viaja por tu mente cuando tratas de agrupar recuerdos bonitos del pasado.
Pero no solo de apariencias vive Super Castlevania IV. Cualquier jugador moderno podrá decir que Simon parecía pesar doscientos kilos y que se movía demasiado despacio para enfrentarse a Drácula. Pero en aquella época, Simón se movía como jamás se había movido. Las posibilidades que ofrecía eran muchas y variadas. Su látigo no solo eliminaba los enemigos que salieran sino que nos permitía pasar de una plataforma a otra que a simple vista el salto normal no permitía acceder. Contábamos con la posibilidad de usar un arma extra que íbamos recogiendo durante el camino y que nos quedaba señalizada en un cuadro central en la parte superior de la pantalla. Y guiar a Simon Belmont por aquella catacumbas era además de un espectáculo visual y sonoro, algo muy divertido. Es un arcade clásico, sí, hoy puede parecer antiguo y obsoleto, también, hay quien van a considerarlo lento, faltaría más, pero Super Castlevania IV fue un día esencia del videojuego bien hecho. Un título largo, bonito, intenso y veinticinco años después de aquel 1992, he de decir que inolvidable.