jueves, 29 de junio de 2023

Quién te ha visto y quién te ve

 



Si ya has cumplido los cuarenta y los videojuegos te han acompañado desde niño, es muy posible que hayas leído alguna de las revistas que se publicaban en aquellos años. Si eres más joven, seguramente has leído revistas que tienen el mismo nombre pero una esencia totalmente diferente de las primeras. Y si eres más joven todavía, seguramente te informes a través de las webs de internet y quizá pienses que la información es objetiva y profesional. Craso error.


Sobre el día 24 de cada mes a principios de los 90, había bastantes personas que se acercaban a los quioscos o a papelerías a pedir una revista. Aquella revista, llamara como se llamara, contenía ilusión dentro. Leías los reportajes, los análisis, las previas... Y a veces hasta conseguías imaginarte cómo sería la experiencia de jugar a los juegos que se mostraban. Quién no siente pasión por lo que escribe tiene muy complicado transmitir tanto. Quizá es que los lectores de aquella época también éramos apasionados y la conexión entre autor y lector era más fluida. Mandábamos cartas por correo postal, escribíamos a mano, dibujábamos a mano y leíamos en papel. El tiempo fue pasando y aparecieron revistas nuevas, algunas con miembros de las primeras y eso se notaba. Pero también fueron cambiando las maquetaciones y en enfoque de lo que ya había. Supuestamente los lectores iban creciendo y se requería un diseño más maduro. No sé si la madurez significa que la fantasía y la ilusión tienen que desaparecer, no sé si cuando digo que mentalmente tengo 7 años y en el carné tengo 44 me refiero a eso. Pero la prensa de aquella época fue perdiendo esa fantasía que hacía que cada veintitantos de cada mes se esperara como agua de mayo la aparición del ejemplar. 


Fue avanzando el tiempo y aquellas revistas se dedicaron a meterse unas con otras, a inventar secciones donde los haters foreros de hoy pueden tomar buena cuenta de lo valiente que son las personas con una pantalla o el anonimato de por medio y los videojuegos fueron evolucionando también. Los formatos de almacenamiento nuevos permitían a los programadores ofrecer experiencias más cercanas al cine que antes, lo que dio pie a la aparición de propuestas nuevas. Pueden gustar o no, pueden tener más fantasía o no, pero lo que sí tienen son análisis más maduros y oscuros que aquellos primigenios durante los meses del 92-93 con títulos como Super Mario World, Sonic, Castle of Illusion, World of Illusion, The Legend of Zelda: A Link to the Past, Whirlo, Pop'n Twin Bee, Super Parodius, Magician Lord, Street Fighter 2, Bubsy... Y mejor paro porque puedo no terminar. Empezaron a llegar aventuras más maduras como Silent Hill, Resident Evil, Tomb Raider, Shadow Man o Legacy of Kain: Soul River. La manera de enfocar los análisis cambió totalmente. Incluso cuando se analizaban títulos como Final Fantasy, Alundra, Rayman o Nights el enfoque era diferente. ¿Por qué? ¿porque los lectores crecíamos en edad y ya no nos gustaban los aspectos infantiles? A mí al menos los análisis dejaron de transmitirme lo que me transmitían y todo pasó a ser un poco más serio. Ironías de la vida, uno se refugiaba en los videojuegos para escapar de la seriedad y mire usted por dónde...


Llegó el año 2000. Llegó ese año que cuando éramos niños pensábamos que los coches volarían al más puro estilo Regreso al futuro e Internet irrumpió en la vida cotidiana. El tiempo siguió avanzando y empezaron a aparecer portales webs que ofrecían la información que toda la vida de los bits habíamos leído en las revistas. Con un añadido, la inmediatez. Además, esa inmediatez era aprovechada por los foros donde los usuarios podían hablar, preguntar, exponer... y discutir. Sí, amigos, secciones como Tribuna Abierta llegaba a la red para que los valientes de la pantalla y el anonimato expusieran sus idioteces convencidos de tener la razón absoluta. Los portales fueron ganado popularidad en la medida que el medio escrito la perdía. Las revistas iban echando el cierre y la única nostalgia era la del pasado remoto. Tal y como estaban enfocadas las revistas del presente uno pensaba que mucho habían tardado en echar el cierre. 


Allá por la década de 2010, bien entrada, el portal web escrito perdía fuerza para que la ganara el medio audiovisual. Las propias webs comenzaron a hacer videos con sus favoritos del año y charlas sobre algún lanzamiento fuerte que se produjera. Luego empezaron a salir los youtubers y streamers en general de debajo de la toxicidad que gobierna el mundo. Y solo algunos se han esforzado por mantener una información veraz, fuera de marcas y títulos, y sí, el que escribe de vez en cuando les echa un vistazo y disfruta de un video donde no hay una sola palabra malsonante y si hay que hablar bien de X se habla y si hay que hablar bien de Y, se habla. El medio audiovisual se iba imponiendo al escrito y cada vez leemos menos, escuchamos más y escribimos peor en los comentarios mostrando nuestro fanatismo e ignorancia.


Y llegamos a 2023. En medio de una sociedad sin educación, sin valores, llena de personas que piensan que le gustan los videojuegos cuando en realidad lo que les gusta es una marca... o simplemente generar polémicas para maquillar su vida triste y su soledad. Gente que no tiene ni el diploma de haber visto una escuela en su vida se autoproclama periodista, gente que solo ha jugado al FIFA se autoproclama experto en videojuegos. Han salido personajes que han hecho webs de videojuegos y piensan que son influyentes. Webs que dan poco más que pena llena de publicidad que Google encasqueta sin miramientos y algunos banners que piden donaciones... Webs hechas por gente que no sabe escribir y en este caso sé bien de lo que hablo, porque yo mismo pertenecí a una donde nadie tenía tiempo para hacer artículos pero sí para llenar un grupo de Telegram de estupideces. Algunas veces, en esas webs publican artículos sobre los logros o trofeos de algún título copiando literalmente la información de las webs oficiales o de Steam. Como quieras tener el logro de hacer dos kilómetros gateando no te explican cómo hacerlo, simplemente dicen que para hacerlo, tienes que hacer dos kilómetros gateando, pero ojo, que la etiqueta de guía se ve muy bien...


Puntuaciones ridículas, puntuaciones que no deberían de existir porque una nota no dice realmente nada en un contexto donde lo más importante es tu percepción subjetiva. A ti te puede encantar algo que le guste a poca gente, pero claro, como al que puntúe no le haga gracia, eso que a ti te gusta tanto va a tener una calificación mala. Un buen periodista te dirá lo que vas a encontrar en tal título y tú, si lees bien, podrás decidir si lo que propone es de tu agrado o no. Ya te digo yo que igual que la comida, hasta que no pruebes algo no vas a saber si te gusta o no, pero al menos podrás saber si su propuesta consta de los ingredientes necesarios para ser de tu agrado. ¿Alguien ve eso en las webs de hoy? No, lo digo sin miedo a equivocarme. Todos los periodistas autoproclamados, que se atreven a analizar un juego sin terminarlo, es decir, sin conocerlo bien, que se atreven a copiar el listado de logros de un título y publicarlo como si fuera propio, esa gente que más que los videojuegos les gusta la notoriedad y popularidad, van a terminar por enterrar el medio escrito que intenta informar sobre una afición que al menos a mí, lleva 38 años apasionándome. Y esos canales que solo hacen criticar una marca, de ofrecer la información tergiversada y contada desde una mala interpretación, quizá hecha a propósito, para ganar un par de visitas, se terminarán cargando el medio audiovisual.


Y anotaré que es posible analizar un juego sin terminarlo, que basta con probar sus mecánicas un par de horas. Es un debate que he tenido hace poco con un amigo que trabaja en una tienda de GAME. Puedes analizarlo pero no darás una visión completa. Sabrás de qué va, los combos que puedes hacer, los hechizos que puedes aprender y lo bien que responde el personaje a tus órdenes. Pero hoy en día los videojuegos son como películas o novelas donde la narrativa es importante. Y al menos a mí me pasa, yo no doy por concluido un libro hasta que no llego al punto y final. Ni me hago una opinión de una película hasta que no veo el The End. 


Quién te ha visto y quién te ve, prensa escrita. Cuando algo está al alcance de muchos, se suele valorar menos. Lo peor de todo es que escribir está al alcance de muchos, pero escribir bien está al alcance de muy pocos. Internet y su libertad permite que todo se llene de mediocridad que parece imborrable. Sí, esa libertad de un idiota escribiendo un blog que nadie lee, pero que lleva escribiendo toda su vida y esa libertad de grupos grandes que porque son muchos, creen tener alguna verdad absoluta, o al menos objetiva. Craso error. Experimenta tú todo y descubre por ti mismo lo que llena tu vida... o no. Y recuerda, a mí me gustan los colores y la fantasía. A ti puede gustarte el terror más oscuro. Y las dos opciones son correctas, diga lo que diga el resto.

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