lunes, 28 de marzo de 2016

Kingdom Hearts y el momento oportuno





El día que leí que Squaresoft y Disney iban a hacer un proyecto conjunto tuve la impresión de que podía ser algo muy grande para todos los que nos gusta la fantasía y los mundos llenos de colores (aunque sean oscuros). No estaba en un momento muy plausible de la existencia y nada me emocionaba. De hecho, no estaba convencido que pudiera probar esta creación con la calma necesaria para hacerlo. El proyecto llegó bajo el nombre de Kingdom Hearts y aunque llegó rodeado de elogios, yo no estaba para muchas fantasías. Probé el juego meses después de salir y tras una intro en la que me molestó la pérdida de tiempo con las misiones chorras de buscar los elementos necesarios para salir de viaje, llegó al País de las Maravillas y comprobé lo que es probar algo en el momento inadecuado. Tras dos o tres giros de cámaras (algo que no me gusta y que considero un inconveniente de los mundos tridimensionales), me mareó y tras decir el típico "vaya mierda", apagué la Playstation2. Y si fuera cerrado de mente, lo habría dejado ahí y hubiese perdido una vivencia que hoy me deja unos recuerdos maravillosos

Dicen que no hay mal que cien años dure. Cierto, porque no hay cuerpo que lo aguante. La vida se acaba enderezando a base de constancia y voluntad y los tiempos de escollos se fueron esfumando porque no duraron cien años. Entonces me volví a acordar de este título que ya contaba con un cartucho de GameBoy Advance y su segunda parte para Playstation2. Sin pararme a pensar en la experiencia negativa del primer encuentro con Kingdom Hearts me hice con todos de golpe, los dos de Playstation2 y el de Gameboy Advance. Y los completé por orden. Esta vez sí capté lo que ofrecen y lo que ofrecen, a mí me encanta. Una historia bien hilada, fantasía a raudales y unos personajes con los que es un abrazo de nostalgia volver a encontrarse y otros a los que es un placer conocer. Tidus, Aeris, Leon, Yuffie, Cloud..., removieron muchos recuerdos y Sora, Kairi y Riku empiezan a formar parte del imaginario personal. Goofy y Donald, te llevan a los primeros años de tu vida y los recuerdos florecen con fuerza. El control es fluido y sencillo de entender. Los combates en tiempo real, al menos a mí, resta el componente estratégico que ofrecen los turnos que he disfrutado en otros RPGs, pero son dinámicos y contra algunos jefes finales o enemigos duros en el Coliseo del Olimpo, muy emocionantes. Los mundos de Disney se ven bien recreados y ya dependerá lo que nos guste el mundo Disney para que estos escenarios nos embrujen. Servidor es un admirador convencido de la factoría de sueños y eso ayuda a que el viaje por el reino de corazones, ya con todo en orden, resultase algo inolvidable. El sonido merece una mención aparte. Voces con fuerza que consiguen meterte más si cabe en la trama que se desarrolla cuando no estás combatiendo y unas melodías que sonarán a cualquier enamorado de las películas de Disney. El elenco de villanos es muy acertado, y sólo falta la madrastra de Blancanieves para que en mi opinión estén todos los que deben estar. Jafar, Úrsula, Capitán Garfio y ¡Maléfica! Otros como Clayton y Oggie Boggie me parecieron más flojos y prescindibles, pero repito, depende del respeto que cada quien tenga a los personajes, las preferencias cambian. Otro que me hubiera gustado que apareciese es Gastón, pero aunque nos encontramos a Bestia por el camino, Gastón no aparece en esta aventura. Para mí una pena, porque mira que me revienta este personaje... y lo que hubiera disfrutado liándome a mamporrazos contra él (vale, dejo de soñar ^_^).


La historia nos cuenta la conexión que se produce entre mundos separados y las desapariciones de estrellas que esto provoca. La batalla entre la sombra y la luz ha roto la barrera de los mundos y la oscuridad se está apoderando de ellos con su ejército de sincorazón. Para volver a sellar los mundos y aislarlos como mundos independientes, necesitamos una llave. Y la llave es la que elige a su portador, y por supuesto, somos nosotros... Pero hay más sorpresas que se desvelarán a lo largo de la trama.


Al escribir esto sobre Kingdom Hearts recuerdo lo fundamental que es probar las cosas en el momento oportuno y cómo de diferente puede resultar la experiencia si nos equivocamos de momento. Y lo recomendable que es volver a probar algo atrayente pasado un tiempo después de haberlo desechado. Hoy en día hablo de uno de mis juegos preferidos, de los juegos que transmiten, que emocionan, que te hacen reír, llorar, querer a sus personajes, sentir rabia por las acciones equivocadas, aporrear los botones cuando luchas contra quien lo ha provocado todo. El viaje comienza en la Isla del Destino y pasaremos por Ciudad de Paso, El País de las Maravillas, Selva Profunda, Coliseo del Olimpo, Agrabah, Atlántida, Ciudad de Halloween, Monstruo, Nunca Jamás (en honor a la verdad, el barco del Capitán Garfio) y Bastión Hueco, para llegar hasta el Fin del Mundo, donde concluye nuestro viaje con algún que otro giro y guiños al comienzo.


Cuando acabas Kingdom Hearts se quedan muchas interrogantes abiertas y tienes que seguir con la trama. Ahí me alegré bastante de haberme hecho con los tres juegos que por aquel entonces estaban disponibles. Y sobre los que escribiré más adelante en este diario de sueños electrónicos. Curiosamente, esa sensación de tristeza que te entra cuando se acaban las experiencias bonitas no sucede en este caso, porque sabes que va a continuar, pero pienso en qué sucedería si hubiese tenido que esperar (lo que estamos haciendo ahora con Kingdom Hearts 3) y no sé qué es peor si la tristeza por haber acabado un viaje inolvidable o la impaciencia por saber cómo concluye este viaje y si Sora conseguirá ser nombrado finalmente Maestro de la Llave Espada. Sea como sea, lo que parece muy probable es que cuando Square-Enix decida cerrar esta saga (que comenzó Squaresoft), va a dejar un vacío por la ausencia de unos personajes a los que por derecho propio, se les considera compañeros y a los que llamarías amigos si existiesen en la realidad.



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